Aníbal Barrios Pintos

ANÍBAL BARRIOS PINTOS (1918-2011), UNA VIDA AL SERVICIO DE LA HISTORIA DEL INTERIOR URUGUAYO

Don Aníbal Barrios Pintos nació el 8 de noviembre de 1918 en la ciudad de Minas, actual departamento de Lavalleja. Vivió hasta los 93 años y murió un 1º de junio del 2011 en la ciudad de Montevideo.

            Fueron sus padres don Gerardo Barrios Perdomo, nacido en Barriga Negra -sexta sección judicial del entonces departamento de Minas- el 23 de abril de 1882, y doña Timotea Ramona Petrona Pintos Morales, bautizada en la parroquia de la Inmaculada Concepción de Minas el 5 de enero de 1890 (22-375), nacida el 22 de agosto de 1889. Sobre sus orígenes familiares, el propio investigador descubre que era descendiente por línea materna de don Lorenzo Pintos, uno de los pobladores en 1784 de Minas.

            Cursó estudios primarios y secundarios en la capital minuana. Cuando joven jugó al fútbol en Nacional de Minas.

            Fue periodista, después director del periódico “La Unión” de Minas, uno de los decanos del interior, fundado en 1877.

            En 1936 Alfredo Vidal y Fuentes lo llevó a la revista “Minas”, publicación que poco a poco fue quedando en manos de Barrios Pintos, dedicándole tomos a diversos departamentos, entonces publicitaba así: “Editorial Minas” departamento tal…

            Entre 1962 y 1973 obtuvo seis primeros premios en los certámenes literarios del municipio, siempre en la categoría “Historia y Biografía”.

            Integró, entre otras instituciones, el Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay y la Academia Nacional de Letras del Uruguay (1976).

            Barrios no fue un historiador de biblioteca, no limitó su esfuerzo únicamente a revisar documentos almacenados en los archivos. Visitó los parajes de los que no tenía más registros que los detalles del lugar o un número en las hojas de contribución inmobiliaria rural, para descubrir paisajes generalmente ignorados, modalidades locales de lengua o trabajo, testimonios socioeconómicos y culturales nunca relevados. Fue el gran historiador del interior del país, desde un establecimiento o estancia, hasta los pagos más recónditos del suelo patrio, lugares en donde investigó y aportó para su historia.

            Su obra estuvo compuesta por más de 350 artículos publicados en el suplemento dominical del diario “El Día”, entre 1964 y 1985, sobre temas de historia nacional y 50 títulos de libros, así como el diseño y colección de varios museos y una colección única de miles de fotografías que tomó a lo largo de su vida, actualmente custodiadas en la Biblioteca Nacional y el Archivo de la Ciudad, de la Intendencia de Montevideo.

            En avión y cámara en mano, reveló todo el paisaje uruguayo, sus estancias, sus labores, su gente. En las más de 10.000 fotografías de su colección, esas 1.600 aéreas que él mismo sacó, cuando los rebaños miran curiosos hacia las alturas, cuando los jinetes saludan los aparatos que pasan sobre la estación, es Barrios Pintos quien llega allí, preguntando, observando, retratando esos tipos humanos; en definitiva personas anónimas de las que rara vez registran los documentos escritos, en tanto la Historia pone de relieve al gran hombre, al gran acontecimiento.

            Dentro de su vasta bibliografía se destacan: “De las vaquerías al alambrado” (1967); “Historia de los Pueblos Orientales” (1ª. edición, 1971. Reedición completa en tres tomos, en 2008); “Historia de la ganadería en el Uruguay, 1574-1971” (1973); “Lavalleja, la Patria independiente” (1976); “Los Libertadores de 1825” (1976); “Los orientales en la emancipación americana” (1981); “Canelones, su proyección en la historia nacional” (1981): “Artigas – De los aborígenes al tiempo presente” (1989); “Los barrios de Montevideo” (varios tomos, en coautoría con Washington Reyes Abadie, 1990): “Los aborígenes del Uruguay – Del hombre primitivo a los últimos charrúas” (1991); “El silencio y la voz – Historia de la mujer en el Uruguay” (2001); y este homenaje final a los valores que reivindica el interior del país: “De Tierra Adentro” (2011), libro que dedicó “a los escritores y artistas que dejaron en mis manos el testimonio de sus luchas o de sus libros, que hoy se derrama en mis bibliotecas y mesas de trabajo” y cuyo segundo tomo permanece inédito. (En esta obra hace figurar mi nombre por lo que le estaré eternamente agradecido, del mismo modo que por haber prologado en 1997 mi primer libro. Con don Aníbal nos unía la pasión por la Historia y desde 1995, fecha en que nos conocimos, mantuvimos una fluida comunicación materializada en correspondencia epistolar que atesoro).

            Aníbal Barrios Pintos falleció en casa de un colega, en medio de una sesión de comisión directiva del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay. Tenía en la mano un inventario de temas a tratar, escrito en su vieja y fiel máquina de escribir, una “Hermes Baby” con teclado verde, invariablemente rodeada de altas pilas de libros, fotocopias y notas.

Como había expresado, sus restos descansan para siempre en su Minas natal y en 2023 se le reconoció como ciudadano ilustre de la ciudad que lo viera nacer.

Una anécdota: JUBILADO DE ESCRITOR. Don Barrios fue un hombre estudioso, que hizo de la escritura el sentido de su vida. La única vez que lo vi desbordado de sano orgullo fue cuando contaba, sin falsa modestia, que fue el primero en Uruguay en jubilarse como escritor. No existía esa categoría, por lo que tuvo que demostrar que había vivido escribiendo libros, con lo difícil que eso era. Se fue con los 46 libros al Banco de Previsión Social (BPS), y tuvieron que reconocer que había vivido de escribir toda su vida. Dejó una prolífica obra la cual servirá siempre de referencia para cualquiera que se asome a la historia como disciplina.

Fuentes:

Entrevista por el profesor Leonardo Garet, Diario “El Pueblo”. Salto, 5 de junio de 2011.

Suplemento dominical “El Día”, 27 junio 1976: “El Silencioso Aníbal Barrios Pintos”, por Elizabeth Durand.

http://www.primerapagina.com.uy/2023/07/declararon-ciudadanos-ilustres-anibal.html

Jorge Frogoni

Comisión de Biografías