FRANCISCO XAVIER DE VIANA Y ALZÁYBAR (1764-1820)

 (PRIMER MARINO ORIENTAL)

El 4 de diciembre de 1764 nació en Montevideo Francisco Xavier Antonio Nicolás de Viana y Alzaybar, hijo de D. José Joaquín de Viana y Sáenz de Villaverde, primero del apellido que llegó a la Banda Oriental, Mariscal de Campo del Ejercito Real, Caballero de Calatrava, primer Gobernador Político y Militar de Montevideo, quien estaba casado con Dña. María Francisca de Alzaybar y Ealo.

Doña Francisca conocida como la “Mariscala”, era hija de Don Juan Alzaybar y Arteta y Doña María Ealo y Guesala, sobrina de D. Francisco de Alzaybar y Arteta, armador vinculado al proceso fundacional de Montevideo. Ambos progenitores de Francisco Xavier de Viana eran españoles, procedentes de Navarra.

Francisco Xavier de Viana tuvo cinco hermanos legítimos: José Joaquín, Teresa, Margarita, Josefa y María Francisca, ésta última, se casó con Manuel Ceferino Oribe y Viana, segundo jefe de la expedición libertadora de los Treinta y Tres Orientales en 1825 y Presidente Constitucional de la República Oriental del Uruguay (1835-1838).

Nuestro biografiado se casó con su sobrina carnal, Dña. María de la Concepción Norberto de Estrada, hija de María Teresa de Viana, tercera hija del Gobernador de Montevideo y de D. Tomás Estrada, Capitán del regimiento de Infantería de Buenos Aires.

De ese matrimonio nacieron cuatro hijos. El primogénito, también Francisco Javier de Viana (1804-1866), encabezó la línea mayor de esa estirpe, entre cuyos descendientes está su nieto el escritor, periodista, político y dramaturgo Javier de Viana (1868-1926).

Francisco Xavier de Viana (1764-1820) recibió su primera educación en el convento de San Bernardino perteneciente a los padres franciscanos, donde tuvo como compañero de clase a José Gervasio Artigas, ambos nacidos en el mismo año.

En 1765 sus padres lo embarcaron para España en la fragata “Asunción”, trasladándose a Cartagena, donde sentó plaza el 10 de diciembre de 1778 en la Real Academia de Guardiamarinas, siendo el primero de los seis marinos orientales que ingresó en la Armada española.  

En 1781, Viana fue destinado a la fragata “Nuestra Señora del Rosario” e intervino en la reconquista para España de la Isla de Menorca y en 1782 con la cañonera Nro.10 bajo su comando, participó en múltiples ataques al Peñón de Gibraltar en manos del Imperio Británico, en apoyo a las “baterías flotantes” españolas, que infructuosamente intentaron tomar la colonia de ultramar a sangre y fuego.

En esos escenarios, Viana, fue forjándose como marino militar junto a varios oficiales de destacada actuación también en el Río de la Plata, como fueron Santiago Liniers, Alejandro Malaspina, José Millau y   Merlos, José Bustamante y Guerra, entre otros.

En 1783 prestó servicios en los arsenales de Cádiz y luego efectuó varios viajes por el Mediterráneo y el Atlántico; incluso recaló en el Apostadero de Montevideo, aprovechando la ocasión para visitar a su familia.

En 1788 completó una circunnavegación al orbe con la fragata “Astrea”, no exenta de situaciones extremas, como fueron las vividas ante terribles temporales en alta mar o la muerte en navegación como sucedió rumbo a las islas Azores con 16 tripulantes, entre otros tantos enfermos por escorbuto, afección propia de los largos viajes marítimos ante la carencia de alimentos frescos.

En 1789 como Alférez de Navío por sus méritos y singulares condiciones para adaptarse a la dura vida en la mar, fue seleccionado para integrar una importante expedición político científica, bajo el comando del muy experimentado Capitán de Fragata D. Alejandro Malaspina que se llevó a cabo entre 1789 y 1794.

Previo a la zarpada Francisco Xavier de Viana, contribuyó activamente con la transformación y alistamiento de la “Atrevida” y la “Descubierta”, dos buques de similares características que integraron la flotilla de la expedición política científica.

A estas naves le agregaron espacios para bibliotecas, salas cartográficas, laboratorios químicos y biológicos, tareas que se realizaron en el astillero de La Carraca, en la localidad de San Fernando de Cádiz, donde Viana conocía perfectamente el funcionamiento de planta, pues había prestado servicios en el mismo.  

En 1789 Viana ascendió a Teniente de Fragata en plena expedición Malaspina y en 1793 a Teniente de Navío. En toda la travesía de la expedición política científica el joven oficial cumplió una excelente labor profesional, interviniendo en múltiples observaciones y cálculos astronómicos complejos, contribuyendo técnicamente en diversos levantamientos hidrográficos y operaciones geodésicas, que permitieron trazar planos y cartas náuticas de lugares nunca antes explorados.

Durante el periplo de la expedición, Francisco Xavier de Viana, relató un exhaustivo “Diario de Viaje”, con una visión de rigor práctico y científico, pero también con observaciones, que trasmiten un sentimiento humanista propio de su formación en época de la Ilustración y que marcó su posterior accionar político.

En 1795, Viana embarcó en el navío “Infante Don Pelayo”, nave insignia de la escuadra del General D. Juan de Lángara, quien luego se desempeñó como Capitán General de la Armada y Ministro de Marina y del cual fue su primer Ayudante en el teatro bélico marítimo contra los franceses en el Mediterráneo.

En 1796 ascendió a Capitán de Fragata y como comandante de la corbeta “Descubierta”, arribó al puerto de Montevideo con un viaje de azogue, época en que el jefe del Apostadero y Gobernador de la ciudad, era el Brigadier D. José de Bustamante y Guerra, su antiguo comandante en la expedición Malaspina.

El 17 de marzo de 1798, estando Francisco Xavier de Viana en Puerto Soledad del archipiélago malvinense, asumió como Gobernador de las Islas Malvinas hasta abril de 1799, cuando fue relevado por Luis Medina y Torres. A continuación, retornó al Apostadero de Montevideo con la corbeta “Descubierta”.

El 15 de marzo de 1800, volvió a asumir como Gobernador de Malvinas en Puerto Soledad hasta marzo de 1801. Este cargo, que Viana desempeñó en dos oportunidades, pese a las inclemencias del clima y lo inhóspito del terreno lo ejerció con inusitada energía. Refaccionó el estado ruinoso de las edificaciones de piedra, reconstruyó los terraplenes de baterías, los fosos y la vieja iglesia de la Isla Soledad, dando cuenta al Virrey del Río de la Plata de las mejoras efectuadas y otros requerimientos pendientes. 

Debido a los intensos fríos de las bajas latitudes, Viana adquirió una grave enfermedad pulmonar, que sumada al escorbuto lo obligó a pedir la baja del cuerpo general de la Armada. Sin embargo, en base a su brillante carrera como marino, se le concedió el pase a la “Fuerza de Tierra”, con el empleo de Sargento Mayor de Plaza en Montevideo, su ciudad de origen.

En 1802 y 1803, Viana estando aún al servicio del Apostadero de Montevideo, supervisó la construcción y el alistamiento de 21 lanchas cañoneras, que integraron las fuerzas sutiles para defensa de nuestra costa rioplatense junto con 4 obuseras con hornillos para balas rojas, especialmente preparadas en base a su conocimiento y experiencia en el tema adquirido oportunamente en los arsenales de Cádiz.

Estas pequeñas embarcaciones conformaron parte del plan montado con los materiales y las capacidades disponibles en nuestras tierras e implementado en total acuerdo entre Viana y el jefe del Apostadero de Montevideo, ante la inminente invasión de los ingleses y la imposibilidad de recibir refuerzos de España.

En 1804, por orden del Virrey Sobremonte, el ahora sargento Mayor de Ejército Francisco Xavier Viana, fue destacado para cumplir funciones en la campaña de la Banda Oriental en la frontera con Brasil en los alrededores de la recién fundada Villa de Melo.

Viana, cumplió con la misión de detener los robos de ganado que efectuaban los lusitanos, distribuyó junto a José Artigas, su compañero de la niñez, tierras fronterizas a los efectos de consolidar los límites del territorio y evitar las correrías, depredaciones y asesinatos de los indios charrúas y minuanes.

En 1806, ante información de la cercanía de los ingleses al Río de la Plata, efectuó una marcha forzada en tiempos mínimos desde Cerro Largo con destino a Montevideo, trayendo más de dos mil caballos con 400 hombres y dos piezas de artillería volante, a los efectos de contribuir con la defensa.

El 16 de enero de 1807, en la víspera de los primeros combates contra los ingleses que desembarcaron en nuestras costas, Francisco Xavier de Viana, fue designado en Junta de Guerra, Mayor General del Ejército y luchó en el combate del Cardal junto al Brigadier D. Bernardo Lecocq, recibiendo una herida en combate en su brazo izquierdo, en un infausto día para las armas españolas.

El 3 de febrero de 1807, Viana participó en el sitio que los ingleses implantaron a Montevideo, defendiendo la brecha abierta en su muralla junto a los soldados y a su propia familia, perdiendo a u nhermano y al padre de su mujer muertos por disparos de armas de fuego en defensa de la plaza.

Prisionero de los ingleses y ocupado Montevideo, el General D. Samuel Auchmuty, ordenó al Cabildo el restablecimiento del orden en la ciudad, quienes recomendaron a Francisco Xavier de Viana como Jefe de Policía bajo juramento de cumplir con la función. El General sitiador aceptó y lo designó en el cargo. La actuación fue muy honorable.

En enero de 1809, Viana comandó un buque que zarpó de Montevideo con rumbo a Carmen de Patagones por orden directa del gobernador interino D. Javier de Elío. A su arribo, procedió a liberar un grupo de españoles encabezado por D. Martín de Álzaga, político español de gran actuación en la capital del Virreynato y que, junto a varios cabildantes fueron deportados a la ciudad más austral de la Provincia de Buenos Aires, por generar una asonada en la capital exigiendo la renuncia al Virrey D. Santiago Liniers.

Francisco Xavier de Viana retornó por mar a los liberados y fue recibido en el Puerto de Montevideo por una fervorosa multitud, que lo ovacionaron y condujeron al Fuerte en medio de cánticos y vítores.

En 1810, durante la “Revolución de Mayo”, Viana se encontraba en Montevideo, ciudad que no adhirió al movimiento generado en Buenos Aires, pues sólo reconoció al gobierno de Regencia instalado en Cádiz.

En junio de 1810, efectúo una petición al Gobernador Militar de Montevideo, a fin de permanecer en la plaza, dada la importancia estratégica de la misma y su situación personal. La solicitud fue denegada.

En julio de 1810, Viana fue desvinculado de Montevideo y enviado como Gobernador Militar a Maldonado. Sin embargo, al cabo de dos meses tomó la decisión de abandonar a los españoles y partió rumbo a Buenos Aires, donde se puso a las órdenes de las fuerzas revolucionarias.

En 1811 fue designado coronel y jefe del Estado Mayor en el ejército patriota. En 1812, intervino en el sitio de Montevideo y luego en la batalla del Cerrito de la Victoria, donde combatió junto a su sobrino carnal Manuel Oribe y Viana, que con 20 años participó en su bautismo de fuego.

En 1813, luego de diversos conflictos entre Artigas, Rondeau y Sarratea, el coronel Viana fue designado Gobernador Intendente de Córdoba por las Provincias Unidas.

En 1814 Francisco Xavier de Viana fue ascendido a Brigadier General y asumió como Ministro de Guerra, desempeñando el alto cargo con el apoyo del Director de las Provincias Unidas Gervasio Posadas, y después en 1815 con Carlos de Alvear.

Durante su periodo ministerial, se tomó una decisión trascendente con el apoyo gubernamental, pues se creó la primera escuadra argentina, que fue puesta bajo el comando del almirante Guillermo Brown para combatir contra la real Armada, en la cual por más de 30 años había servido Francisco Xavier de Viana. Los marinos españoles tenían su base en el Apostadero de Montevideo, desde donde apoyaban logísticamente a más de una docena de naves de buques de combate y otros tantos mercantes armados a guerra, a fin de mantener el control de los ríos de la cuenca del Plata y bombardear Buenos Aires.

En mayo de 1814, se produjo el enfrentamiento entre ambas escuadras con el triunfo de Brown en las aguas platenses, frente a la ciudad de Montevideo. Sus consecuencias fueron decisivas, pues determinaron con la caída del Apostadero y la plaza fortificada, la expulsión definitiva de los españoles de estos dominios, el último bastión en el Virreinato del Río de la Plata.

Francisco Xavier de Viana vivió todos estos acontecimientos desde un cargo de la más alta responsabilidad como Ministro de Guerra, y todo indica, que tenía muy claro el alcance de sus decisiones políticas por la convicción con la cual actuó.

Tal vez no sepamos nunca como lo procesó internamente el ministro Viana, pero su espíritu clamaba por otra justicia y mayor libertad para estas tierras.

Finalmente, caído el directorio de Alvear por un movimiento revolucionario en 1815, Viana fue desterrado junto a Alvear y ambos enviados en una fragata inglesa a Río de Janeiro, donde fueron obligados a permanecer hasta 1818, año que retornaron a Montevideo, bajo el dominio lusitano a cargo del General D. Carlos Federico Lecor.

El 5 de marzo de 1820 Francisco Xavier de Viana, murió en su amada ciudad natal, siendo el primer marino oriental egresado como guardiamarina de una escuela de formación naval y que luchó por la libertad de la tierra que consideraba su Patria.

BIBLIOGRAFIA

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Alberto Caramés.

Comisión de Biografías.