Pintura de David Alfaro Siqueiros, en Taxco, 1931.
Nació el 31 de mayo de 1905 en la calle Progreso del pueblo de Pan de Azúcar, en la 3ª Sección del departamento de Maldonado. Fue la hija menor de siete hermanos, Josefa Matilde (n. el 19 de marzo de 1893), Gregorio Gisleno (n. el 20 de julio de 1894), Elfa Guillerma (n. el 10 de enero de 1896), Francisco Solano (n. el 24 de julio de 1898), Alcalá Violeta (n. el 12 de noviembre de 1899) y Gregorio Estanislao (n. el 8 de mayo de 1902).
Su abuela paterna – Ana Nícida Olivera – era hija del coronel Leonardo Olivera.
Sus padres fueron Gregorio Brun Olivera, un labrador humilde que abandonó a su numerosa familia a poco de nacer Blanca Luz y Clemencia Elizalde Piedrahita, quien falleció cuando la niña tenía tres años, quien pasó entonces al cuidado de una tía, Felipa Elisalde Piedrahita, casada con Manuel Nuñez, hacendado. Este matrimonio que la acogió – de Felipa y Manuel – tenía catorce hijos, tres mujeres y once varones. Una de ellas, Elisa Nuñez Elisalde, quince años mayor que Blanca Luz, le enseñó a leer y a escribir.
Fue una niña despierta y fantasiosa según cuentan sus familiares, quienes la educaron entre el campo y su casa en Pan de Azúcar, hasta que en su adolescencia se trasladó a Montevideo donde continuó sus estudios en un convento de las Hermanas Domínicas.
Blanca Luz Brun, quien cambió la “n” por la “m” de su apellido paterno, nunca dejó de recordar a su antepasado el famoso coronel Leonardo Olivera. Si bien pertenecía a una familia con cierta prosapia, su seno familiar contaba con escasos recursos económicos. Su abuela Ana Nícida, había heredado tierras de su padre pero las vendió en el año 1890 a Francisco Piria perdiendo la fortuna familiar en poco tiempo.
Blanca Luz fue escritora, periodista, también incursionó en la pintura y fue una fuerte activista política. Pero de toda esa actividad se le conoce menos que por su misma vida.
Una vida agitada, furiosa, llena de amores bravíos, cambiante – de la izquierda radical a la extrema derecha – viajera.
Cuando nos ponemos a ver la obra de esta mujer completamente desmarcada de la norma, vemos que escribió poesía, crónica, biografía; que fue una persona que estuvo presente y especialmente activa en momentos políticos y culturales fundamentales para la América.
En el Pan de Azúcar de su primera adolescencia Blanca Luz formó el Comité Billiken, una especie de taller literario, en donde con otras chiquilinas de su edad se reunían a leer y a escribir, bajo el aura de la revista Billiken – la revista infantil más antigua en castellano – publicada en la Argentina por el uruguayo Constancio C. Vigil.
Una vez en la capital – el Dr. Piñeiro dice que con sus poemas bajo el brazo – Blanca Luz se dirigió a “La casa del estudiante” – que había fundado en Montevideo Mercedes Pinto, escritora y periodista española exilada en nuestro país desde 1924 – , en donde se hacían tertulias y lecturas. Es probable que allí haya conocido al poeta vanguardista peruano Juan Parra del Riego.
En esa construcción de su vida que ella impulsa, aparece que él la raptó, a sus dieciséis, en moto, del convento. Y desde allí, todo dice que ella se involucró con ese mundo bohemio de los poetas montevideanos, que los conoció a todos, en el furor amoroso de un Parra que era bienquerido sin reparos.
Parra formaba parte del cenáculo de la Unión, tertulias en las que se trataban temas de arte, de filosofía, se leía poesía, a la que concurrían destacados intelectuales de la época como Rafael Barradas, Clemente Estable, Emilio Frugoni, Humberto Zarrilli, Carlos Sabat Ercasty, Adolfo Pastor, Fernán Silva Valdés. Otro grupo, fundado por Eduardo Dieste, llamado Teseo se reunía en el café Tupí Nambá. A ese grupo Parra acercó a Blanca Luz. Fue un movimiento que llegó a sacar una revista y un sello editorial y que estuvo compuesto por poetas, narradores, dramaturgos, pintores y escultores, como Bernabé Michelena, José Cúneo, Carmelo de Arzadum, Humberto Causa, Alberto Zum Felde, Emilio Oribe, Enrique Casaravilla Lemos entre otros. Blanca Luz Brum fue de las muy pocas mujeres que no solo lo integraron sino que permaneció vinculada al mismo aún después de dejar el país.
Blanca Luz y Parra se casaron el 26 de febrero de 1925 en la 2ª Sección del departamento de Montevideo. Ese mismo año él escribe su último libro, al que le pone de nombre Blanca Luz, son 15 poemas dedicados a ella. Estaba tuberculoso y la enfermedad recrudeció. Ella publicó su primer libro de poemas, Las llaves ardientes, quizá uno de sus mejores libros. Se embarazó, el 16 de noviembre de 1925 nació en el Hospital Pereira Rossell un niño al que le pusieron de nombre Eduardo Juan Luz. Apenas a la semana de nacido, Parra murió sin haber podido ver a su hijo más que detrás de un vidrio. Ella dice:
“Nuestro hijo tenía seis días, yo tenía mis pechos crecientes. Cantaba la vida. Yo le vi de pronto /a Parra/, con sus manos rígidas, apretar las últimas azucenas de esa primavera de noviembre”.
En 1926, la familia de Parra – que era una familia conocida y pudiente en el Perú de entonces – reclama a la viuda y al niño. Se fueron a Lima. Era un momento de gran intensidad cultural y política en el país. Allí Blanca Luz se empezó a relacionar con poetas, escritores, pensadores. La invitaron a leer su poesía. Hizo un recital que ella misma consideró como su consagración. Conoció a Mariátegui (1894-1930) figura central en la intelectualidad limeña, quien había regresado de Europa en 1923. Se relacionó con la gente que sacaba la revista Amauta, en la que se exponían las ideas de Mariátegui y se constituyó como tribuna del continente saliendo de los límites del Perú. De los 32 números que salieron de Amauta, en 16 participó Blanca Luz como poeta, donde queda clara la estima intelectual que le tenían. En 1926 Mariátegui le publicó un libro de poemas titulado Levante y escribió el prólogo.
En esos días Blanca Luz sacó una revista radical: Guerrilla. Allí conoció al poeta César Miró Quezada, quien era de una de las familias más influyentes del Perú, dueños del periódico más importante del país “El Comercio”. Al poco tiempo- y ante el desacuerdo con esa relación por parte de la familia Miró Quezada- se casaron en secreto. En julio de 1927 acusan a Mariátegui de un complot comunista y lo mandan a prisión. A Blanca Luz le dan unas horas para irse del país. Se va a la Argentina.
Publicó en Buenos Aires una novela El Reloj de las imágenes caídas en 1928. Desde allí sigue colaborando con la segunda época de Amauta. Blanca Luz y César Miró terminan con su matrimonio. En ese año viaja varias veces entre Buenos Aires y Montevideo, afianza su antigua amistad con Luis Eduardo Pombo y el escultor Guillermo Laborde. En esas estadías en el país natal viaja a Pan de Azúcar donde le rinden un homenaje y ella brinda un recital de poesía el 7 de junio en el Club Pan de Azúcar.
Vuelve a Montevideo en octubre de 1928 donde rápidamente se relaciona con el diario Justicia, que salía en la capital desde 1919 dirigido por el diputado Dr. Emilio Frugoni. Se consideraba el órgano vocero del marxismo y de la clase obrera uruguaya. Ella pasa a dirigir la página cultural que llamó El arte por la revolución.
Entre el 18 y el 26 de mayo de 1929 se desarrolló en Montevideo el congreso constituyente de la Confederación Sindical Latinoamericana a raíz del cual llegó el pintor comunista mexicano David Alfaro Siqueiros. Se conocen en una fiesta en la casa de Giselda Zani y se enamoraron inmediatamente. Viajaron juntos a Buenos Aires donde él participaría de la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana. De allí siguieron a México con su hijo Eduardo de cuatro años. Tuvieron una vida turbulenta en lo político y en lo personal. Siqueiros era violento. Ella estuvo presa. Él estuvo preso. Ella lo visitaba diariamente y escribió en esos días un libro Penitenciaría niño perdido, que es una crónica de esas visitas a la cárcel. Vivieron un tiempo en Los Ángeles. El 2 de noviembre de 1932 Blanca Luz brindó un recital de poesía en el teatro Leo Carrillo de los Ángeles donde leyó poemas suyos, de Parra, de Gabriela Mistral, Delmira Agustini y Emilio Oribe. Unos días después se casó con Siqueiros.
Volvieron al Río de la Plata, llegando a Montevideo en febrero de 1933 donde él retomó sus actividades políticas y artísticas. Eran épocas de gran actividad política y creadora. Siqueiros viajó entre Montevideo y Buenos Aires donde Natalio Botana – director del diario Crítica – lo contrató para hacer un mural. Blanca Luz se trasladó a Buenos Aires instalándose en Los Granados la mansión de Botana en la que trabajaba Siqueiros en el mural. Blanca Luz, cansada de los celos y los golpes de Siqueiros, inició un romance con Botana. Siqueiros partió a Nueva York.
En 1934 Blanca Luz regresó a Montevideo para instalarse un tiempo después en Chile donde llegó como invitada de Vicente Huidobro. En enero de 1937 participó con su poema Encontrándonos de la edición del libro Madre España: homenaje de los poetas chilenos conjuntamente con Vicente Huidobro, Pablo de Rokha, Gerardo Seguel, Volodia Teitelboim y Eduardo Anguita.
En Chile publicó dos libros Blanca Luz contra la corriente, de prosas en 1936, y Cantos de la América del sur, poesía, en 1939. Se desempeñó como jefa de Prensa, Propaganda y Radio de la campaña presidencial del Dr. Juan A. Ríos en Chile. Allí conoció al que sería su cuarto marido, el ingeniero Jorge Beéche. El 8 de diciembre de 1938 nació su hija María Eugenia Beéche Brum. A partir de 1942 las relaciones entre la pareja empezaron a deteriorarse. Blanca Luz volvió a Montevideo con su hija de cuatro años.
El Dr. Alberto Piñeiro señala el año 1939 como uno de los puntos de inflexión en el pensamiento político de Blanca Luz Brum, después de dos sucesos que la golpearon en su fe comunista: el pacto germano-ruso del 23 de agosto de 1939 y la invasión de Finlandia por la Unión Soviética que comenzó el 30 de octubre de ese mismo año. Luego de un corto pasaje por Montevideo Blanca Luz llegó a Buenos Aires y se deslumbró con los discursos de Juan Domingo Perón. Por intermediación de su amigo Eduardo Víctor Haedo se entrevista con Perón en octubre de 1943. Poco después pasó a integrar el equipo de prensa y propaganda de la Secretaría de Trabajo y Previsión. Hay versiones que dicen que fue la autora del slogan Brenzen o Perón, que el coronel usó a su favor para ganar las elecciones. Desde su programa Argentina de pie en radio Splendid, se convirtió en una portavoz encendida del ideario peronista.
Ese mismo año de 1943 publicó en Montevideo Del cancionero de Frutos Rivera y en 1945 en Buenos Aires la antología 21 Poetas, 21 Pueblos. En 1944 escribió un poema referido a la gesta de su bisabuelo, el coronel Leonardo Olivera que prologó la biografía escrita por César Pintos Diago: Leonardo Olivera, el Señor del Este.
Blanca Luz se va de la Argentina- se dice que conminada por Evita- pero se mantuvo vinculada al peronismo y a la figura de Perón por más de 30 años. En el año 1947 Blanca Luz vuelve a Chile con sus dos hijos. Conoció a Carlos Brunson quien sería su quinto marido. Se casaron el 23 de octubre de 1947. El 7 de abril de 1949 nació Nils Alarik Brunson Brum, su tercer hijo.
En 1952 su hijo Eduardo muere en un accidente automovilístico en Lima a los 26 años. Blanca Luz se sume en la depresión. En el verano de 1952 había visitado por primera vez el archipiélago Juan Fernández, en el que irá construyendo la que fue su casa en los últimos tiempos de su vida, y a la que insiste en llamar Isla Robinson Crusoe ya que la vivencia de un marino abandonado allí fue inspiradora del célebre relato de Daniel Defoe. En 1953 publicó El último Robinson, libro de prosa que dedicó a su hijo Eduardo.
En un hecho de proporciones cinematográficas, en 1957 Blanca Luz Brum interviene en la fuga de Patricio Kelly, uno de los fundadores del grupo parapolicial conocido como Triple A en la Argentina. En los años 60 se fue alejando cada vez más de su marido.
En 1964 nace su primera nieta Annabel, hija de su hija María Eugenia.
En 1964 participó apoyando a la Democracia Cristiana en la campaña que llevó a la Presidencia de la República a Eduardo Frei Montalva. En el ejercicio de su cargo, Frei accede a cambiar el nombre de las islas del archipiélago Juan Fernández en 1966 y nombrarlas como sugería con convicción Blanca Luz, Robinson Crusoe. Cuando, en 1970, Salvador Allende ganó las elecciones en Chile, Blanca Luz Brum, que había sido una izquierdista radical, le escribe a su amiga Esther de Cáceres en Montevideo, deplorando los resultados del comicio.
En 1972 nace su segunda nieta, Cecilia, hija de su hijo Nils. En 1973 cuando el general Augusto Pinochet derrocó al presidente constitucional Salvador Allende, Blanca Luz saluda con simpatía el giro político.
En 1979 muere en un accidente su hijo Nils, a los 30 años.
En 1981 el general Pinochet le concedió a Blanca Luz la ciudadanía chilena que hacía años esperaba.
Una vida intensa, dramática en varios aspectos, atravesada por los cambios sociales y políticos que transitó la América en el siglo XX. Llena de ambigüedades, involucrada en movimientos culturales fundamentales como el muralismo mexicano o la revista Amauta en el Perú con su movimiento indigenista. Vinculada con grandes personalidades a las que de una manera u otra accedió y tuvo contacto de manera cercana, se la conoce más por sus relaciones amorosas o sus posicionamientos políticos que como poeta, periodista, o cronista. Blanca Luz Brum sigue esperando una relectura sobre su obra – y quizá también – otra lectura de su vida.
Silvia Guerra
Comisión Biografías
Bibliografía
Correspondencia de Blanca Luz Brum, Departamento de Investigaciones y Archivo Literario, Biblioteca Nacional
Sapriza, Graciela, Blanca Luz Brum Geografía del deseo, En Mujeres Uruguayas, el lado femenino de nuestra historia, Santillana, Montevideo, 1997
Achugar, Hugo, Falsas memorias, Trilce, Montevideo, 2000
Piñeiro, Alberto, Blanca Luz Brum. Una vida sin fronteras, Botella al mar, Maldonado, 2011